jueves, 9 de mayo de 2013

No pregunten por qué no hablo

Me dí cuenta de que soy muy callada con mis compañeros, cosa que no es normal para mi. La tonada me delata. Soy distinta. No únicamente soy lo que hablo y cómo lo digo, incluso cuando hablo demás y me equivoco inconsciente o intencionalmente también. Soy tantas otras cosas que simplemente por ahora callo. Mi forma de hablar no es algo que piense cambiar porque es parte de quién soy, cómo soy, cómo fui, parte de mi identidad. Si tuviera 1 peso por cada vez que me miraron frunciendo la ceja y preguntaron "¿De dónde sos?" podría no preocuparme por los gastos de casa. Pero no es un problema, en cambio por cada vez que imitaron mi tonada seguido de una risa, callé 500 palabras. Además, se me hace difícil seguir una charla de 50 temas que mis compañeros llevan con la mayor tranquilidad, quizás es cuestión cultural o quizás simplemente estoy vieja y necesito hablar de algo y no de todo al mismo tiempo. Los niños lo hacen más fácil, "¿por qué hablas así?", "¿ Hablas español?", o simplemente no preguntan y su curiosidad inocente me regala una sonrisa y más ganas de hablar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario